Mia (tu hermanita de cuatro patas, como dice papá) era la gran estrella por aquellos días del mes de Agosto del año pasado. Esa perrita que por momentos parecía un osito de peluche nos enamoro al instante con su mirada. Tu papi, consintiendo mis pedidos, me la regaló y así fue que se convirtió en la culpable de nuestra más sinceras sonrisas invernales. Ternura, muchísimo amor, deseo de protegerla y de tenerla abrazada todo el tiempo, orgullo de cada monería que hacía, eran constantes sentimientos de los dos hacia ella.
Y quien diría?... Era que nos estábamos preparando, sin querer y sin darnos cuenta,
para ser también TUS papás!
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